Maqueta del futuro satélite geoestacionario ARSAT-1, en tamaño natural, construido por alumnos de las Escuelas Técnicas de Bariloche.
Argentina ha emprendido el diseño, la construcción y la operación de una serie de tres satélites geoestacionarios para comunicaciones de todo tipo: telefonía, transmisión de datos, televisión, etc. Según el rango de frecuencias en que opera, varía la cobertura geográfica de las transmisiones. El primero de ellos se denominará ARSAT-1.
El cronograma prevé que el primero de estos satélites será operativo en 2012 y los otros dos, uno y dos años más tarde: 2013 y 2014.
INVAP es el contratista principal de este proyecto de la recientemente creada empresa AR-SAT SA: INVAP es responsable del gerenciamiento del proyecto, el desarrollo completo de la ingeniería en todas sus fases, la fabricación e integración, el aseguramiento de la calidad y la compra de una parte de los componentes. La primera de las fases de desarrollo – la ingeniería básica – fue recientemente aprobada por un comité especialmente reunido, y ya se está trabajando en la segunda fase, la ingeniería de detalles. AR-SAT SA cuenta con derechos sobre la ingeniería y desarrollo de los satélites de manufactura nacional a ser realizados en el marco del proyecto Satélite Argentino Geoestacionario de Comunicaciones, iniciado en Diciembre de 2007, luego de la firma de un contrato con la empresa argentina INVAP.
AR-SAT SA es una sociedad anónima de capital estatal que comenzó formalmente sus actividades en Julio de 2006, luego de la sanción de la Ley 26.092. Además del capital inicial de arranque, la Ley de creación de AR-SAT le otorga a la misma los derechos exclusivos para operar con fines comerciales la posición orbital Geoestacionaria 81° Oeste en banda Ku (Norteamérica y Sudamérica) y en banda C (Hemisférica).
Vista ideal del ARSAT-1 con sus paneles solares desplegados.
El Estado Nacional le transfirió a AR-SAT los activos de la empresa Nahuelsat SA, la cual explotaba la posición orbital 72° Oeste, con el satélite NAHUEL-1.
No nos olvidemos de que un satélite es, en primer lugar, un vehículo que puede llevar diferentes tipos de carga útil. Por ahora el ARSAT es una plataforma genérica, ya que aún no se han definido con precisión las cargas útiles: salvo su peso, 400 kg; y la potencia que han de consumir, 4700 W. Parte de esta potencia – unos 1400 W – son necesarias para maniobrar y hacer funcionar la plataforma. La totalidad de la potencia de operación debe ser generada por paneles solares, que por eso son de gran tamaño (ver la visión artística de los tamaños relativos). El satélite tiene un peso inicial de 3 toneladas, pero de éstas, algo más de la mitad es el combustible usado para llevar el satélite de la órbita de transferencia a la posición geoestacionaria, tarea que se realiza desde la estación de control y que también estará a cargo de INVAP.
Esquema de la órbita de transferencia y de la órbita final.
Otras instituciones del sistema científico argentino también participarán de partes del proyecto. Los transmisores-receptores de las señales, llamados “transpondedores” serán importados. Estos instrumentos por ahora están solamente definidos para el ARSAT-1. La vida útil de estos satélites se estima en unos 15 años.
Para el lanzamiento hay varias posibilidades de contratación, y AR-SAT, la propietaria del satélite, está analizando cual es la más conveniente.
¿Qué es un Satélite Geoestacionario?
Los satélites que hemos construido hasta ahora, así como los que están en construcción para CONAE, son todos de diversos aspectos de la observación de la tierra y tienen una órbita del orden de los 700 km de altura y giran continuamente alrededor de la Tierra. Los satélites de comunicaciones, en cambio, son geoestacionarios: esto significa que están emplazados en un punto del ecuador y giran alrededor de la Tierra a exactamente la misma velocidad angular que ésta misma; de tal modo que siempre se encuentran encima de exactamente el mismo punto de la superficie terrestre. De este modo, las antenas emisoras y receptoras apuntan siempre en una misma dirección. Para que eso sea posible, los satélites geoestacionarios deben estar a poco menos de 36000 km por encima de la superficie terrestre: seis veces el diámetro de nuestro planeta y casi la décima parte de la distancia a la Luna.
Esquema de la estructura interna del satélite.
El satélite Nahuel-1 ha alcanzado en la posición 72° Oeste el fin de su vida útil geoestacionaria, y es actualmente operado por ARSAT en órbita inclinada. Los satélites de producción argentina ARSAT-1, ARSAT-2 y ARSAT-3 ocuparán las posiciones 81° y 72° Oeste.
La puesta en órbita de un satélite geoestacionario es muy diferente de la de un satélite de órbita baja. El lanzador lo coloca en una órbita baja muy excéntrica, y desde allí el satélite se autopropulsa hacia su posición final. Por eso, el ARSAT pesará tres toneladas al partir, pero de esa masa, más de la mitad corresponde al combustible necesario para alcanzar su posición definitiva. Una vez allí, es necesario hacer pequeñas correcciones de tanto en tanto para mantener la posición y la orientación de las antenas, operación que también usa algo de combustible – cuyo agotamiento contribuye a determinar el fin de la vida útil del satélite, que es de unos 15 años. Durante este tiempo, está sometido a una gran intensidad de radiación – otro factor a tener en cuenta en el momento del diseño.
Argentina ha emprendido el diseño, la construcción y la operación de una serie de tres satélites geoestacionarios para comunicaciones de todo tipo: telefonía, transmisión de datos, televisión, etc. Según el rango de frecuencias en que opera, varía la cobertura geográfica de las transmisiones. El primero de ellos se denominará ARSAT-1.
El cronograma prevé que el primero de estos satélites será operativo en 2012 y los otros dos, uno y dos años más tarde: 2013 y 2014.
INVAP es el contratista principal de este proyecto de la recientemente creada empresa AR-SAT SA: INVAP es responsable del gerenciamiento del proyecto, el desarrollo completo de la ingeniería en todas sus fases, la fabricación e integración, el aseguramiento de la calidad y la compra de una parte de los componentes. La primera de las fases de desarrollo – la ingeniería básica – fue recientemente aprobada por un comité especialmente reunido, y ya se está trabajando en la segunda fase, la ingeniería de detalles. AR-SAT SA cuenta con derechos sobre la ingeniería y desarrollo de los satélites de manufactura nacional a ser realizados en el marco del proyecto Satélite Argentino Geoestacionario de Comunicaciones, iniciado en Diciembre de 2007, luego de la firma de un contrato con la empresa argentina INVAP.
AR-SAT SA es una sociedad anónima de capital estatal que comenzó formalmente sus actividades en Julio de 2006, luego de la sanción de la Ley 26.092. Además del capital inicial de arranque, la Ley de creación de AR-SAT le otorga a la misma los derechos exclusivos para operar con fines comerciales la posición orbital Geoestacionaria 81° Oeste en banda Ku (Norteamérica y Sudamérica) y en banda C (Hemisférica).
Vista ideal del ARSAT-1 con sus paneles solares desplegados.
El Estado Nacional le transfirió a AR-SAT los activos de la empresa Nahuelsat SA, la cual explotaba la posición orbital 72° Oeste, con el satélite NAHUEL-1.
No nos olvidemos de que un satélite es, en primer lugar, un vehículo que puede llevar diferentes tipos de carga útil. Por ahora el ARSAT es una plataforma genérica, ya que aún no se han definido con precisión las cargas útiles: salvo su peso, 400 kg; y la potencia que han de consumir, 4700 W. Parte de esta potencia – unos 1400 W – son necesarias para maniobrar y hacer funcionar la plataforma. La totalidad de la potencia de operación debe ser generada por paneles solares, que por eso son de gran tamaño (ver la visión artística de los tamaños relativos). El satélite tiene un peso inicial de 3 toneladas, pero de éstas, algo más de la mitad es el combustible usado para llevar el satélite de la órbita de transferencia a la posición geoestacionaria, tarea que se realiza desde la estación de control y que también estará a cargo de INVAP.
Esquema de la órbita de transferencia y de la órbita final.
Otras instituciones del sistema científico argentino también participarán de partes del proyecto. Los transmisores-receptores de las señales, llamados “transpondedores” serán importados. Estos instrumentos por ahora están solamente definidos para el ARSAT-1. La vida útil de estos satélites se estima en unos 15 años.
Para el lanzamiento hay varias posibilidades de contratación, y AR-SAT, la propietaria del satélite, está analizando cual es la más conveniente.
¿Qué es un Satélite Geoestacionario?
Los satélites que hemos construido hasta ahora, así como los que están en construcción para CONAE, son todos de diversos aspectos de la observación de la tierra y tienen una órbita del orden de los 700 km de altura y giran continuamente alrededor de la Tierra. Los satélites de comunicaciones, en cambio, son geoestacionarios: esto significa que están emplazados en un punto del ecuador y giran alrededor de la Tierra a exactamente la misma velocidad angular que ésta misma; de tal modo que siempre se encuentran encima de exactamente el mismo punto de la superficie terrestre. De este modo, las antenas emisoras y receptoras apuntan siempre en una misma dirección. Para que eso sea posible, los satélites geoestacionarios deben estar a poco menos de 36000 km por encima de la superficie terrestre: seis veces el diámetro de nuestro planeta y casi la décima parte de la distancia a la Luna.
Esquema de la estructura interna del satélite.
El satélite Nahuel-1 ha alcanzado en la posición 72° Oeste el fin de su vida útil geoestacionaria, y es actualmente operado por ARSAT en órbita inclinada. Los satélites de producción argentina ARSAT-1, ARSAT-2 y ARSAT-3 ocuparán las posiciones 81° y 72° Oeste.
La puesta en órbita de un satélite geoestacionario es muy diferente de la de un satélite de órbita baja. El lanzador lo coloca en una órbita baja muy excéntrica, y desde allí el satélite se autopropulsa hacia su posición final. Por eso, el ARSAT pesará tres toneladas al partir, pero de esa masa, más de la mitad corresponde al combustible necesario para alcanzar su posición definitiva. Una vez allí, es necesario hacer pequeñas correcciones de tanto en tanto para mantener la posición y la orientación de las antenas, operación que también usa algo de combustible – cuyo agotamiento contribuye a determinar el fin de la vida útil del satélite, que es de unos 15 años. Durante este tiempo, está sometido a una gran intensidad de radiación – otro factor a tener en cuenta en el momento del diseño.
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