jueves, 24 de junio de 2010

Breve historia de los Cohetes

En 1920, en los Estados Unidos se publicó un ensayo, Método para alcanzar las máximas alturas en el cual el estadounidense Robert H. Goddard, profesor de Física, examinaba los problemas relativos a la aerodinámica de los cohetes y a la clase de elemento de propulsión que había que utilizar; exponía también los resultados de sus cálculos sobre la velocidad de "eyección", es decir, de expulsión, que debían poseer los gases del cohete para llevar una carga de instrumentos a la atmósfera.

Pero, Goddard es importante sobre todo por su capacidad como experimentador. Fue el primero en lanzar, el 16 de marzo de 1926, un cohete que poseía en miniatura todas las características de los modernos: el misil, de tres metros de largo, funcionaba con combustible (gasolina) y comburente (oxígeno) líquidos.

Naturalmente, los resultados de este lanzamiento histórico habían de ser modestos: 56 m de altura y 96 km/h. No obstante, Goddard lanzó más tarde, de 1930 a 1936, cohetes con capacidad operativa que alcanzaron una altura de 2.500 m y una velocidad de 800 km/h. En ellos experimentó sistemas de conducción de estabilizador giroscópico, dispositivo consistente en un disco pesado de cuya rápida rotación en torno a una masa lo mantiene siempre paralelo a sí mismo durante el movimiento del cohete.

El tercer adelanto en la historia de los cohetes es el científico Hermann Oberth (nacido en Hermannstadt, Tansilvania, hoy Rumania), autor del libro “Los cohetes hacia los espacios interplanetarios” (1923), que tuvo gran éxito popular y familiarizó a la opinión pública con problemas cuya existencia ni siquiera se sospechaba. Oberth predijo que entre 1966 y 1968 se llegaría a la Luna y poco después aVenus.

En 1927 se fundó en Breslau (Alemania) la "Sociedad Alemana para el estudio de los cohetes", los animadores de la cual eran literarios y jóvenes científicos. Entre ellos figuraba Werner Von Braun, que treinta años después dirigiría el "Programa Apolo" estadounidense para enviar el hombre a la Luna.

A partir de 1930, el Partido Nacionalsocialista asumió el poder en Alemania. Toda actividad científica se encaminó hacia fines militares, destinados a cumplir un programa de agresión a Europa. Las esferas militares alemanas se dieron cuenta de la importancia estratégica de los cohetes y absorbieron el personal y los archivos de la Sociedad para el Estudio de los Cohetes. Posteriormente se decidió la instalación de una fábrica secreta para su producción en serie en Peenemunde, en la costa del Báltico, para la cual se reclutaron 20.000 operarios especializados, dirigidos por un grupo de técnicos de la sociedad de Breslau.

Las pruebas de los primeros cohetes fueron negativas: unos no despegaron de la rampa (la torre metálica sobre la que se apoya el misil), otros estallaron en pleno vuelo poco después del lanzamiento.

Más tarde, el 13 de octubre de 1942, en plena guerra, el prototipo de la V-2 se elevaba en el aire hasta una altura de 87 km. Entretanto la guerra tomaba mal cariz para Alemania, e Hitler anunció en sus discursos misteriosas armas secretas.

En Noruega, una fábrica que habían construido los alemanes preparaba la producción de la Bomba Atómica, cuando comandos de saboteadores ingleses y guerrilleros noruegos volaron la instalación. No quedaba otro remedio a los alemanes que confiar en Peenemunde, aun cuando se retrasaba la preparación de los cohetes, Se aceleraron los trabajos: se lanzó la primera arma secreta, la V-1 (de la letra inicial de la palabra Vergeltung, "venganza").


Las V-1 y V-2 de Alemania

La V-1, que no era un verdadero cohete, sino un pequeño avión de reacción provisto de piloto automático, solo servía para sembrar terror. Dada su falta de precisión, podía caer en un círculo de seis kilómetros de diámetro alrededor del blanco, lo cual limitaba mucho los daños.

Finalmente, en septiembre de 1944 comenzaron los lanzamientos de la V-2, el primer misil de largo alcance usado en el mundo. Estaba provista de un motor de cohete que cesaba de funcionar a cierta altura. En aquel punto adoptaba automáticamente una inclinación preestablecida e iniciaba, planeando, el descenso hacia el objetivo. En su parte anterior estaba el compartimiento de los mandos, los giroscopios de elevación y de dirección, y los mecanismos que los conectaban con los servomotores. o motores auxiliares que sustituían las maniobras manuales. En el momento del lanzamiento se transmitía a distancia el mando de encendido eléctrico; después otro mando expedía alcohol y oxigeno, que caían por gravedad en la cámara de combustión, en el que la mezcla se encendía. Por último se accionaban las bombas que al aumentar la afluencia de alcohol y oxigeno, aumentaban la impulsión en el momento del despegue. Tenía capacidad para 4.300 l de alcohol y oxigeno, medía 14 m de largo con 2 m de diametro.

Pero la V-2 no bastó y Alemania perdió la guerra. Un grupo de técnicos, con Werner Von Braun a la cabeza, eran capturados por los norteamericanos y llevados a los EE.UU., mientras los soviéticos se apoderaban de las instalaciones de Peenemunde.


El comienzo de la carrera espacial

En la posguerra los EE.UU. y la Unión Soviética se dedicaron intensamente a las investigaciones sobre los cohetes: los soviéticos sin ningún tipo de publicidad, hasta conseguir el lanzamiento del Sputnik, en los EE.UU. con una serie de experimentos que comenzaron en White Sands, en Nuevo México, con el lanzamiento de unas 70 V-2.

En 1949 se experimentó en Estados Unidos el primer misil de dos fases, el WAC Corporal, montado sobre una V-2, que alcanzó una altura de 402 km.

Mientras tanto se perfeccionaban muchos detalles. Se añadían motores auxiliares de dirección; la ojiva, o parte anterior del misil, se hacía separable de manera que volviera al suelo mediante paracaídas; se estudiaban medios para evitar el peligro de explosión, impidiendo que el alcohol combustible se mezclase con el oxigeno líquido en caso de rotura del tanque; se mejoraban los aparatos de estabilización; se descubrían carburantes y comburentes más eficaces; se lograba controlar los cohetes en el aire mediante telemandos (mediante ondas emitidas por una estación de radio); y los sistemas de dirección sufrían una revolución gracias a los progresos de la electrónica.
Todos estos adelantos abrieron camino a una nueva era de proyectos, iniciando "la carrera espacial".

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