Alumnos:
v
Argain, Yesica.
v
Gómez, Lucia.
v
Mayorga, Jorge.
v
Martínez, Soledad.
v
Moreira Romina
v
Lagarrigue, Silvana.
v
López Alvar, Jimena.
Se consideran actividades
espaciales, aquellas cuyo objeto consiste en asegurar relaciones de un punto a
otro del planeta que permitan al hombre, entre otras cosas; explorar el espacio exterior, estudiar los astros que en
él se encuentran e incluso intentar alcanzarlos.
Estas actividades han generado una disciplina jurídica que
gobierna las relaciones, de Derecho
Público y de Derecho Privado, que nacen entre sujetos
individuales y Estados, al utilizar dispositivos equipados y capaces de abandonar el planeta Tierra y
penetrar en el espacio ultraterrestre; sea esto para circular a cierta
distancia mientras toma información, gravitar, o alcanzar la superficie de
cualquier astro del cosmos y volver a la superficie terrestre. Esta disciplina
jurídica se conoce como Derecho Espacial.
En nuestro país,
el ente encargado de monitorear y controlar las actividades de este tipo que se
llevan a cabo es la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE),
que es una organización estatal
dependiente del Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y
Servicios.
La CONAE fue
creada en 28 de mayo de 1991, antes precedida por la Comisión Nacional de Investigaciones
Espaciales (CNIE), la cual fue cancelada ese mismo año. Actualmente es el
organismo competente para entender, diseñar, ejecutar, controlar, gestionar y
administrar los proyectos, actividades y emprendimientos en materia espacial en
toda la República. Sin embargo, no monopoliza todos los estudios de este tipo
en el país, ya que deja lugar a que agencias privadas exploren libremente el
espacio.
Su misión es
ejecutar el Plan Espacial Argentino, que culmina en el 2015.
Para cumplir con
su misión la CONAE cuenta con información espacial que generan satélites
construidos y diseñados en la Argentina, en conjunto con la empresa INVAP de Bariloche
(Sociedad del Estado) y asociándose principalmente con la estadounidense NASA, que
provee la plataforma satelital y la mayoría de los instrumentos de dichos
satélites.
Las actividades
espaciales pueden clasificarse a su vez en actividades científicas y de
aplicación, pudiendo distinguirse entre estas últimas, las siguientes:
a) Teledetección
b) Posicionamiento
c) Comunicaciones
En lo que
respecta a nuestro ensayo, nos referiremos, en particular, a las dos primeras.
TELEDETECCIÓN:
La palabra teledetección,
proviene de la traducción dada por los franceses al término inglés “remote
sensing” y se utiliza para definir a una disciplina científica que implica la
adquisición de información la superficie de un objeto (usualmente cuerpos
celestes o partes de ellos), mediante imágenes tomadas a cierta distancia del
mismo, es decir, sin que exista contacto directo con el objeto estudiado.
Esto presenta
importantes ventajas respecto de los métodos tradicionales, como por ejemplo:
a) Al realizarse coberturas periódicas de la
superficie, se permiten estudios de evolución temporal.
b) Posibilita una visión global de grandes
espacios, lo que homogeneiza la toma de datos.
c) Al obtener información de regiones no
visibles del espectro electromagnético, se registran datos que son inaccesibles
al ojo humano.
Desde el punto de
vista de su funcionamiento, la teledetección aplica el principios físicos; todo
cuerpo que se encuentre a temperaturas por encima del cero absoluto (-273 °C)
emite energía; y todos los materiales, sean solidos, líquidos o gaseosos tienen
cierta capacidad de refracción de la energía que reciben. Así, la aplicación de
esta actividad consiste en recibir las ondas electromagnéticas emitidas por la
fuente de energía más grande de nuestro
sistema, el sol o emitir ondas electromagnéticas sobre una superficie, y
aprovechando el efecto de “revote” de dichas ondas, se recogen mediante
sensores especiales, cada uno adecuado al tipo de radiación emitida y una vez
recogida esta información se la traduce de forma digital en imágenes. Al
realizarse la captura de información, a través de sistemas digitales, es
posible generar imágenes de tipos muy diversos, incluso con datos de un rango
del espectro electromagnético que resulta invisible para el ojo humano, como
por ejemplo, imágenes térmicas.
Por una cuestión
de mayor aprovechamiento, mientras más alejada del objeto se encuentre la
plataforma en la que se monta el sensor y mayor sea su movilidad; mayor volumen
de datos se podrán recabar en un menor tiempo, por esto, los satélites y
aeronaves se han convertido casi de forma exclusiva en las plataformas de
elección.
Debido a la
variedad de datos, según el sector del espectro electromagnético analizado, la
teledetección puede proporcionar información tan variada, con relación a temas
tan diversos como:
- Temperatura.
- Condiciones meteorológicas.
- Cartografia.
- Composición y estado del suelo.
- Estado de grandes áreas de vegetación.
- Estado de los mares, hielos y corrientes de agua.
En nuestro país se han realizado numerosas experiencias en
relación a esta actividad y contamos con
diversos satélites propios para generar datos; este no es un dato menor, ya que
disponemos de información propia, sin intermediarios y en forma constante con
la que provee a los sistemas privados y estatales de la nación.
Satélites argentinos en el espacio y el año de su puesta en
órbita:
1996. SAC-B: Satélite de observaciones astronómicas.
1998. SAC-A: Satélite para validación de desarrollos
tecnológicos.
2000. SAC-C: Primer satélite argentino para la observación
de la Tierra y estudios científicos.
2004. SAC-D: Satélite óptico de observación de la Tierra y estudios de la atmósfera.
2004. SAC-D: Satélite óptico de observación de la Tierra y estudios de la atmósfera.
2004. SAOCOM 1 A: Satélite de observación de la Tierra
por radar.
2005. SAOCOM 1 B: Satélite de observación de la Tierra por
radar (completa constelación SIASGE).
2006 SAC-E: Satélite óptico de observación (alta frecuencia
de observación dedicado a cultivos).
POSICIONAMIENTO:
El
posicionamiento como actividad espacial, implica la localización del paradero de
objetos determinados, desde grandes distancias de un modo muy preciso.
A lo largo de la
historia, se han desarrollado diversos medios para cumplir con este objetivo,
como el sistema de radar y la triangulación mediante estaciones de radio
diseminadas a lo largo y ancho del mundo. Actualmente, el modo más acabado,
confiable y preciso de llevar a cabo esta finalidad, que ha vuelto casi
obsoleta a las tecnologías que lo precedieron, consiste en la Trilateración
satelital.
Al hablar de
posicionamiento en la actualidad, podemos decir que el modo más acabado de llevar
a cabo la actividad espacial referida al posicionamiento de objetos en la
Tierra, que ha vuelto casi obsoletas las tecnologías que lo precedieron, lo
constituye la Trilateración Satelital; más conocida como el sistema de
posicionamiento global (GPS) que consiste en la utilización de una constelación
de 24 satélites (21 operativos y 3 de respaldo) que orbitan la Tierra llamada
NAVSTAR.
En cuanto a su
funcionamiento, el proceso consiste en la utilización de principios matemáticos
y físicos, como el efecto “doppler” y la trigonometría. Se mide la distancia
que va desde un receptor de señales hasta uno de estos satélites y se cuenta el
tiempo que tarda en llegar esa señal de un punto a otro. Dada la cobertura
global de la superficie terrestre, un receptor ubicado en cualquier parte del
mundo, se encuentra el 96% del tiempo, en contacto con 4 satélites (algo más
del 80% del tiempo con 5 satélites, etc); de este modo, midiendo la distancia que
va desde cada uno de esos 4 satélites al receptor, la que se encuentra entre
los satélites y estaciones en tierra y mediante un cálculo matemático entre
estas medidas y la distancia de los satélites entre sí, se puede conocer de
modo exacto la posición de la superficie terrestre en la que se encuentra el
receptor. El sistema es tan preciso, que puede detectar la posición de un
receptor en cualquier punto de la superficie del planeta con un margen de error
de entre 1 y 3 metros.
En cuanto a su
aplicación, en sus orígenes, el sistema fue pensado para aprovechamientos
militares, pero dada su enorme utilidad práctica, era imposible no permitir el
aprovechamiento civil de esta tecnología. De este modo, mediante la utilización
de este tipo de sistemas, en combinación con los sistemas de teledetección (o
SIG, sistemas de información geográfica); hoy se pueden tener mapas o guías de
rutas terrestres, aéreas o marítimas y monitorear el avance de cualquier
vehículo en ellas. En la planificación del transporte urbano, basta con
recorrer las calles de una ciudad con un receptor para generar el levantamiento
de la red de transporte o asignar información a los puntos de la misma que
necesitan reparaciones, etc. Los geólogos, biólogos o geógrafos pueden recorrer
un espacio geográfico y asignar información a determinados puntos precisos, lo
que permite una rápida elaboración de mapas temáticos. Se pueden utilizar las
señales de alarma de vehículos difíciles de ubicar como buques en alta mar,
retransmitiendo estas señales a estaciones en tierra, lo que permite responder
a las operaciones de asistencia y salvamento de forma mucho más rápida y precisa.
En fin, son
innumerables las aplicaciones de este sistema en la actualidad y las que se
descubren día a día, sobre todo si tenemos en cuenta las posibilidades de
combinación con otras relacionadas como la teledetección.
FUENTES:
- Página web de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE)
www.CONAE.gov.ar
- “La Teledetección. Sus Bases.” (Dr. Santiago C. Fernandez, Ing. Jose
Reyes Ruiz Gallardo, Lic. Alicia V. Mayorga)
- “Sistemas de Posicionamiento Global” (Leonardo Casanova M.)
- “Teledetección y sistemas de tratamiento digital de imágenes” (A.
Arrozarena Villar)
- Blog de Derecho Aeronáutico y Espacial (Dr. Marcelo Nieto Di Biase)
- Fundamentos de Teledetección Espacial” (Emilio Chuvieco)
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